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martes, 4 de febrero de 2020

Qué difícil es vivir en la jungla si fuiste entrenado en el zoológico

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Luego de haber leído el artículo original de Sonja Blignaut (2016), me he tomado el atrevimiento de hacer una adaptación al contexto universitario de 2020. A través de la analogía, la autora marca una diferencia entre los contextos complejos del mundo real (selva) y los contextos complicados u obvios del mundo artificial (zoológicos). Es por eso que he llegado a la conclusión de que lo mismo está ocurriendo entre las Universidades y el Mundo Laboral. Esta metáfora coincide con los planteamientos que muchos Educadores Disruptivos defendemos a capa y espada sobre los nuevos paradigmas heutagógicos en la gestión académica de nuestras instituciones de educación superior. Es por esta razón que deseo reflexionar sobre las diferencias entre un zoológico y una jungla, y cómo estas se relacionan con nuestro contexto universitario.

Los zoológicos son entornos poco naturales y ordenados donde los animales se mantienen enjaulados para preservarlos, entretener a los visitantes o con fines educativos. En ese mundo controlado, la vida es predecible: las jaulas se limpian regularmente; los animales son alimentados una o dos veces al día; los recintos mantienen a los animales separados (al igual que los silos en las organizaciones modernas) y las visitas están condicionadas al horario regular de operaciones. Debido a este orden artificial, no es necesario que los animales estén alertas y conscientes de su situación, todo lo contrario en la jungla para poder sobrevivir. Aquí no hay cazadores ni presas, no hay competencia por los recursos. La complacencia y el letargo siempre se establecen. Los animales nacidos en el cautiverio del zoológico, que solo conocen y entienden este contexto, tardarán en adaptarse o no durarán mucho tiempo en el mundo real.

¿Cómo se relaciona esto con el Mundo Universitario? Ciertamente, en el contexto educativo superior se vive en medio de certezas sólidas, currículos lineales con contenidos estancos, silos departamentales y administrativos, procesos o procedimientos rutinarios y metodologías instruccionales predecibles. La típica universidad grande, la institución que preserva sus viejas políticas educativas, bajo jerarquías organizacionales burocráticas, definitivamente se parece más a un zoológico (o al menos hacen todo lo posible para que así parezca). La previsibilidad y la homogeneidad parecen ser los ideales que se esfuerzan para sostener su estructura organizacional. Se construyen entornos controlados donde las personas están clasificadas ordenadamente por función y preferiblemente se comportan más o menos de la misma manera (alineadas con su lista de tareas). Cuando estos silos creados se vuelven problemáticos, tratarán de generar categorías más efectivas... a menudo simplemente creando nuevos silos, en lugar de alentar una red de relaciones desordenadamente coherentes como en la jungla. 

Tales silos (por no llamarle oficinas), así como las jaulas en el zoológico, existen para controlar el comportamiento y reducir la complejidad creando homogeneidad y entornos cerrados. Los funcionarios de Recursos Humanos se aferran a sus viejos formatos de categorización, cuyo resultado directo es la llamada "organización matricial". Además, el sistema universitario ya no provee nuevas y mejores formas de incentivar a los "animales" para que sigan actuando porque, como en los zoológicos, muchas universidades ya no son lugares particularmente inspiradores. Además de los días feriados y los de cobro, ya no hay algo más que pueda motivar, involucrar o inspirar la creatividad de la comunidad docente y administrativa. El resultado es que hemos terminado con instituciones universitarias aisladas llenas de empleados complacientes y desconectados que se han "domesticado" de tal manera que simplemente hacen lo que se les dice o se les evalúa. Esto puede haber sido aceptable en otras épocas cuando no se esperaba que las personas pusieran su creatividad y en su mayoría tuvieran que dedicarse al trabajo rutinario. 

Tan seductor es el orden percibido y la previsibilidad de los zoológicos organizacionales que hemos creado, que intentamos también enjaular a nuestros egresados universitarios creándoles perfiles profesionales que no encajan con los lineamientos del nuevo mercado laboral. La mayoría de los esfuerzos de segmentación departamental tratarán de crear categorías simplistas que les permitan predecir el comportamiento de su programa académico, las calificaciones finales que dicten los mejores resultados y crear ofertas académicas innovadoras para encerrarlos. El dilema es que a la larga los egresados se convertirán en criaturas de la jungla, capaces de desarrollar nuevos conjuntos de habilidades para ignorar por completo las categorías convencionales aprendidas en el sistema universitario. Lamentablemente, nuestras universidades seguirán operando bajo las respuestas tradicionales de encontrar nuevas y mejores categorías de segmentos basados, ​​no en las analíticas de datos, sino en los mismos valores y comportamientos preservados. Cuando esas categorías dejen de funcionar, seguirán buscando otros nuevos conjuntos a ser integrados... y así sucesivamente.

En la economía creativa de 2020, esta cultura laboral universitaria simplemente dejará de funcionarle a la sociedad contemporánea. El modelo educativo tradicionalista que tenemos es insostenible. Ahora se necesitan líderes inspirados, imaginativos, creativos y pensantes. Se requieren personas que sean conscientes de la situación, que puedan detectar sesgos, riesgos y ser proactivos. Además, todo indica que la generación más joven que ahora ingresa a la fuerza laboral serán los nuevos habitantes de la jungla. Los centennials y los Alphas no aguantarán mucho tiempo en jaulas del sistema educativo superior. Si las universidades desean atraer y retener el talento futuro, tendrán que comenzar a crear estructuras y formas de trabajo nuevas y diferentes. Si los organismos universitarios se centran en retener el nuevo talento, tendrán que aventurarse a salir de sus viejos entornos pasivos, predecibles y rutinarios, para aprender a prosperar en la jungla desordenada, donde el talento puede prosperar y donde sobreviven las fieras reales.

A los habitantes de la selva corporativa ya no les importa lo bueno que se haya sido en la escuela y universidad. Los títulos académicos, promedios generales y condecoraciones obtenidas son indicadores que están ajenos a los futuros laborales de los egresados. Hoy día, ellos están más pendientes a las habilidades técnicas, pensamientos cognitivos de nivel superior, amplitud de liderazgo, pensamiento adaptativo inovador, competencias transversales y transculturales. Los líderes selváticos reconocen que los datos que se necesitan obtener acerca de los egresados universitarios ya no se encuentran únicamente en los expedientes académicos, sino en el conjunto de datos que se presentan en las redes de la selva digital.

En la jungla depredadora de la Educación Corporativa se experimentan constantes transformaciones, innovaciones e interminables proyectos disruptivos. Definitivamente, los nuevos depredadores corporativos han detectado las limitaciones políticas, estructurales, socio-culturales, organizacionales, tecnológicas, pedagógicas y cognitivas. Es por eso que las Startups Educativas, Plataformas Tecnológicas y Organismos Educativos Independientes, están hackeando las Instituciones Convencionales de Educación Superior. 

Tomado de mi muro de Facebook

En los nuevos ecosistemas de aprendizaje, el rol de los docentes será el de coaches cognitivos y facilitadores del crecimiento personalizado. Esto requerirá una transformación masiva en su enfoque para centrarse más en el aprendizaje orientado a resultados, en lugar de continuar con la educación basada en la enseñanza tradicional. Esta transformación también deberá incluir áreas clave como el learnability, aprendizaje autónomo, aprendizaje y trabajo remotos, aumento significativo de la empleabilidad, experiencias de aprendizaje significativas, excelencia en la investigación y el impacto social. Los aprendices de esta generación no necesitan modelos educativos dirigidos por un instructor, sino modelos de participación activa a través de múltiples ecosistemas socio-tecno-educativos que les permita aprender a su propio ritmo. Su enfoque no se basa solamente aumentar sus conocimientos, sino de igualmente expandir su desarrollo de habilidades, destrezas y competencias, con la finalidad de aumentar sus niveles de empleabilidad. 

Es por eso que los programas educativos alternativos se dirigirán más hacia el diseño de experiencias que satisfagan las necesidades cambiantes. A nivel global, la educación corporativa estará analizando con mayor profundidad la necesidad de pasar de una cultura de excelencia académica hacia una cultura de impacto; de una universidad que confiere títulos académicos a una universidad de valor. Los organismos educativos independientes se enfocarán más en trabajar constantemente para encontrar soluciones a los problemas sociales de su comunidad. Ellos se dirigen hacia el desarrollo de esfuerzos colaborativos para crear un impacto en la sociedad que operan. La sociedad contemporánea está sumergida en vertiginosos cambios que plantean continuamente nuevas problemáticas, exigiendo a las personas múltiples competencias procedimentales (imaginación, iniciativa, creatividad, pensamiento adaptativo innovador, estrategias de resolución de problemas, trabajo en equipo)... para crear el conocimiento preciso que les permita afrontarlas con éxito.

Es por eso que en la selva de la educación corporativa se contratan nuevos profesionales que se atrevan a cruzar las líneas rojas impuestas por las instituciones universitarias. Desde ahora, comenzaremos a ver nuevas profesiones en el escenario educativo contemporáneo: EduTubers, Especialistas TIC, Diseñadores de Experiencias, Infotecarios, Referencistas VirtualesDiseñadores de Aprendizaje, CiberVigilantes, Asistentes Administrativos Virtuales, Diseñadores de Ecologías de Aprendizaje, GigEducadores, Coaches de Aprendizaje, Diseñadores de Apps, CiberOrientadores, Social Media Managers, Analista de Datos, entre otras. 

Los depredadores de la Educación Corporativa están lanzando en sus plataformas tecnológicas ofertas académicas altamente atractivas. Les comparto algunos ejemplos para que puedan evidenciar los planteamientos expuestos: 

  1. Coursera lanza su primer bachillerato: La plataforma de aprendizaje en línea Coursera extenderá su alcance en la educación postsecundaria tradicional, anunciando que ofrecerá una licenciatura por primera vez en Estados Unidos. La University of North Texas, trabajará con dicha plataforma para ofrecer una licenciatura en línea de artes aplicadas y ciencias a partir de este otoño adaptada a las necesidades de los estudiantes que tienen algún crédito universitario. Este es el último ejemplo de un proveedor de educación en línea que intenta abordar el mercado de la educación universitaria. 
  2. edX lanza nuevos MicroBachelors enfocados en el Avance Profesional:
    El proveedor de educación en línea edX está entrando en el mercado universitario con el lanzamiento de dos nuevos programas MicroBachelors™, una serie de Cursos Centrados en la Carrera Profesional que los estudiantes pueden completar para acumular créditos académicos hacia una licenciatura. Creado en colaboración con universidades y empresas, los programas MicroBachelors están diseñados para adultos sin un título universitario que necesitan formación adicional para avanzar en sus carreras pero no tienen los medios para permitirse un título universitario tradicional y no tienen el tiempo para obtenerlo de tiempo completo. 
  3. Amazon planea programa de capacitación para 100,000 empleados en Estados Unidos: Amazon prometió el jueves 11 de julio invertir $700 millones de dólares en los próximos años para capacitar a 100,000 de sus trabajadores. El Programa Upskilling 2025 es uno de los mayores programas de capacitación anunciados en el país. El objetivo es ayudar a un tercio de la actual fuerza de trabajo de Amazon —que en total es de alrededor de 300,000 trabajadores— a tener una transición a sus puestos de mayor demanda y de mayor especialización, como especialistas en información de mapeo, científicos de datos, analistas de negocio e ingenieros de seguridad. Por lo visto, las universidades se han quedado fuera del panorama de capacitación de la fuerza laboral a ser re-adiestrada. 
  4. LinkedIn Learning (antes Lynda): Considerada como una de las mejores plataformas de aprendizaje gracias a su sistema educativo novedoso que ofrece recursos en diferentes formatos de representación del conocimiento diseñados por expertos en diferentes disciplinas con la idea de ofrecer experiencias de aprendizaje mucho más intuitivas. Esta plataforma tecnológica de aprendizaje online cuenta con más de 13,000 cursos de todo tipo impartidos por expertos que ofrecen sesiones digitales para aprender de manera interactiva. Se realizan ejercicios de práctica y pruebas digitalizadas para medir conocimientos, habilidades, destrezas y competencias, con la finalidad de obtener certificados al completar cada uno de los cursos disponibles.  
  5. Udacity relanza sus Nanodrgrees en 2020: Un NanoGrado de Udacity es una certificación online que se puede obtener al cabo de 3 a 8 meses con una dedicación de 10 a 20 horas semanales. El costo de la suscripción para acceder a estos programas es de $200 a $400 dólares mensual, dependiendo de la certificación. El costo de una certificación en un programa de nanogrado es variable, porque dependerá de cuánto tiempo le demande al estudiante completar todos los pasos del programa. Los programas de nanogrado son habitualmente co-financiados por empresas que necesitan expertos en habilidades técnicas. En estos casos, los capacitadores suelen ser profesionales vinculados a las empresas. Los nanogrados ofrecen la posibilidad de enfocarse en un área muy específica, con vistas a conseguir trabajo en las empresas asociadas.

Si las universidades deciden salir de sus silos encapsulados para adentrarse en los terrenos desconocidos de la jungla, tendrá que atreverse a: 
  1. Expandir su oferta académica para buscar nuevos nichos de aprendices con expectativas mucho más abarcadoras. 
  2. Fortalecer su infraestructura tecnológica para brindar experiencias de aprendizaje presenciales y virtuales (híbridas). 
  3. Transformar sus salas de clase magistral en Laboratorios Sociales en los que se aprende más trabajando y se trabaja mejor aprendiendo (investigando, debatiendo, programando, codificando, explorando, experimentando, coordinando, diseñando, elaborando, participando, creando, imaginando, compartiendo y comunicando). 
  4. Ofrecer nuevos programas de MicroGrados, MicroCredenciales, MicroBachilleratos e Insignias Abiertas (Open Badges).
  5. Incorporar diversidad de herramientas manuales, análogas, tecnológicas y digitales en diversidad de contextos en los que se pueda replicar los conocimientos, habilidades, destrezas y competencias adquiridas. 
  6. Desaprender las metodologías "innovadoras" de antaño, para adoptar las nuevas experiencias de aprendizaje disruptivas. Me inclino por la
    "desprofesionalización" de los docentes, y enfocarnos más en la incrustación en tares globalizadas y en red de los acompañamientos en los procesos de aprendizaje de los aprendices.
  7. Dejar de formar a los estudiantes para las especialidades, sino de preparar aprendices para ejecutar diferentes capacidades. 
  8. Salir de las jerarquías institucionales para adentrarse en las redarquías organizacionales
  9. Atreverse a romper los viejos modelos mentales políticos, organizacionales, socio-cuturales, pedagógicos, científicos, tecnológicos, académicos y cognitivos.
  10. Reconocer que el aprendizaje ya no es un proceso exclusivo del campus físico universitario localizabe en Google Maps, sino que ahora se da de manera remota en los campus virtuales, plataformas digitales, la nube,  aplicaciones móviles y en las nuevas interfaces ciber-humanas. 

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