Este texto se escribe en un momento de gran incertidumbre. La actual crisis –que, aunque a muchos les gustaría, no está motivada por una docena de banqueros avariciosos– pone en tela de juicio un modelo económico y de vida insostenible e indeseable: el capitalismo neoliberal. No es coincidencia que este momento de crisis financiera coincida con una crisis medioambiental, una crisis alimentaria, una crisis energética y crisis de la salud con el virus A H1N1.
El presente trabajo de investigación se centra en las formas que adopta el discurso capitalista y las consecuencias que ha tenido la implementación del modelo neoliberal en el ámbito de la cultura. Esta corriente de pensamiento, cuyas prácticas políticas y económicas se basan en la identificación de libertad individual con libertad de mercado, supedita las competencias del Estado a la creación de un marco idóneo para llevar a cabo una actividad empresarial sin trabas y que garantice la propiedad privada (YProductions, 2009).
Algunos de los puntos más importantes establecen lo siguiente:
- Con los programas de promoción de las industrias creativas ha acontecido un cambio muy significativo que afecta principalmente a los órganos tradicionales de producción de política cultural, que pierden competencias, las cuales pasan a manos del sector privado.
- Muy al contrario de lo que se piensa, el neoliberalismo no es un fenómeno que tan sólo ha afectado a EE UU o Europa –pese a que las cabezas políticas más visibles de esta ideología, Ronald Reagan o Margaret Thatcher, trabajaron para fomentar esa idea– sino que gracias a organismos como el FMI o el Banco Mundial, ha sido impuesto como modelo económico en muchos otros países.
- Implícito en el discurso neoliberal encontramos la idea de que la consecuencia del crecimiento económico es el desarrollo social y cultural, razón por la cual, en muchos países se ve en las industrias creativas y sus elevadas tasas de crecimiento una herramienta de desarrollo perfecta. Ejemplo de este punto es Brazil.
- Se analiza una iniciativa político-cultural que pretende contribuir en el fortalecimiento de las tramas de producción cultural a través de la localización y ayuda a las personas o colectivos que pueden ser considerados motores culturales de un cierto contexto.
- Se sostiene que los modelos y formas de entender la cultura que subyacen en este plan pueden ser una buena base sobre la que edificar nuevas formas de economía de la cultura y se asemejan a lo que en un trabajo previo hemos denominado “innovación emergente” (YProductions, 2009).
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