Es por eso que en esta entrada vengo a compartir con ustedes un nuevo concepto acuñado por el consultor empresarial Adam Lloyd, que quisiera adaptar al contexto educativo en el que estamos viviendo hoy día. Se trata de la Perturbación Educativa. Lo traigo a la palestra digital porque me interesa iniciar una reflexión profunda con todos ustedes mis queridos lectores, y quizá hacer el movimiento detonante para iniciar un debate sobre este interesante neologismo pedagógico.
Pero, creo que es meritorio definir los términos principales antes de entrar en el ruedo del debate:
Innovación:
Ángel Fidalgo lo define como una novedad introducida en el proceso formativo que permite reducir el tiempo empleado por un alumno en aprobar una asignatura, a la vez que adquiere conocimientos, habilidades y capacidades a través de un paradigma basado en el aprendizaje, utilizando tecnologías de la información y las comunicaciones. Es decir que cualquier innovación introduce novedades que provocan cambios; esos cambios pueden ser drásticos (se deja de hacer las cosas como se hacían antes para hacerlas de otra forma) o progresivos (se hacen de forma parecida pero introduciendo alguna novedad); en cualquier caso el cambio siempre mejora lo cambiado; es decir, la innovación sirve para mejorar algo. La mejora puede ser reducir el esfuerzo; reducir el coste; aumentar la rapidez en obtener resultados; aumentar la calidad, satisfacer nuevas demandas, etc. Para que estas innovaciones tengan éxito el coste de introducirlas debe ser asequible para los usuarios de dichas innovaciones.
Para Alfonso Florelis la innovación educativa es un fenómeno complejo, impreciso, donde convergen diferentes interpretaciones y perspectivas, dependiendo del ámbito de acción donde se desarrolle, ya sea político, social, personal o escolar. En este último, la innovación puede ser entendida de diversas maneras, debido a que en el sistema educativo, intervienen diferentes actores, tales como investigadores, administradores, maestros, los padres, los alumnos, entre otros que de una manera u otra intervienen con su pluralidad u óptica para abordar y entender el tema. La innovación educativa está más vinculada a la práctica pedagógica que a la reformista. Es decir, está más relacionada con el contexto metodológico, donde el docente aborda sus objetivos a través de nuevos procesos, técincas y estrategias de enseñanza en la sala de clases. Desde esta perspectiva, el cambio educativo, se vislumbra como un proceso las personas que hacen vida en el centro educativo, por lo que un cambio debe ser llevado paulatinamente, involucrando a los grupos de interés, a fines de que el impacto sea menor y puedan alcanzarse los objetivos y metas propuestas, ya sea por el estado, por la institución o por el maestro del aula.
A menudo hablamos de innovación como algo novedoso que promueve el cambio y la mejora en un ámbito determinado. Sin embargo, conviene aclarar este concepto. Si tomamos como referencia la definición que hace la RAE, innovar significa “mudar o alterar algo, introduciendo novedades” pero lo que para mi centro puede ser una novedad para otro puede no serlo. Cuando hablamos de innovación educativa estamos indicando que hay una novedad en el aula, si tomamos este término, no como sinónimo de nuevo sino como “cambio producido en algo”, es decir, no es necesario inventar la rueda de nuevo (Polar Innovación Educativa).
Disrupción:
Imagen: @juandoming |
Disrumpir tiene la capacidad de desplazar un mercado, industria o tecnología existente para producir algo nuevo y más eficiente que valga la pena. Es a la vez un proceso de destrucción creativa. A través del lente de los disruptores, ninguna empresa es tan esencial que no pueda ser reemplazada con un modelo de negocio completamente diferente a lo que ya existe. Para Christensen un producto disruptivo aborda un mercado que antes no podía ser servido, que ofrece una alternativa más simple, más barata o más conveniente para un producto ya existente - una disrupción de gama baja.
Los productos y servicios disruptivos no tienen que ser más baratos. Una disrupción de gama baja no tiene que tener un precio más bajo en comparación con los productos existentes. Christensen plantea que una disrupción de gama baja debe ser más simple, más barato o más conveniente. Uber es un gran ejemplo de un servicio disruptivo que es más conveniente. Y posiblemente sea más caro que el servicio de taxi convencional. La diferencia es que los taxistas-Uber obtendrán un 80 por ciento del total de sus ganancias y el restante 20% es para la compañía. Cosa que no sucede actualmente con las agencias tradicionales, que retienen un alto porcentaje de las ganancias de los taxistas.
En su blog, Mercedes Bonilla lo define como una ruptura de paradigmas que viene a botar productos o maneras de pensar que se creían "intocables" y a establecer nuevas y creativas formas de pensar, de producir y hablando ya en términos de educación a comprender que hay distintas maneras de aprender y por lo mismo deberían haber también diferentes formas de enseñar.
Perturbación:
Para Adam Lloyd perturbar es centrarse en un enfoque mucho más externo que la disrupción. Perturbar se refiere a desafiar, cuestionarlo todo y alterar el estatus quo de manera calculada pero completamente diferente a lo tradicional. Y lo mas importante, se basa en conseguir que los demás se salgan de sus Zonas de Comfort. El acto de perturbar no solo se basa en intercambiar nuevas ideas y puntos de vista divergentes en una cultura interna, como suele ocurrir con muchos disruptivos. El efecto de perturbar consiste en atraer a la gente del exterior para que forme parte activa de los grandes cambios disruptivos. Aquí es donde entra en juego la transición de disrumpir a perturbar. El elemento añadido de la participación externa nos acercará grandemente a lo que exige el mercado global. ¿Será esto incómodo para los líderes actuales? Definitivamente que sí, sin duda, pero altamente necesario si el crecimiento y progreso es la meta primordial de los organismos que ellos representan.
Muchos organismos empresariales presumen al exterior lo que mejor saben hacer. Para esto pasan por rigurosos procesos de contratación de las mejores mentes que crean la nuevas ideas disruptivas. De esta manera se generan grandes activos internos que permanecen en el mismo lugar, pero que se quedan cortos en el agitar el escenario disruptivo con el mundo exterior. Esta falta de influencia externa puede deberse en parte al temor de provocar nuevas olas incontrolables, perder clientes o consumidores, perjudicar su marca personal u ofender a alguien. Por supuesto que perturbar tiene sus límites, y nunca debe verse como un acto agresivo u ofensivo, inestable o aterrador. Pero, debemos entender no podemos co-crear ni co-implantar nada nuevo haciendo siempre el status quo.
Hablar del componente externo significa que los disruptivos deben desafiar a los consumidores y clientes. Hay que dejar que los agentes externos entren en el proceso de la innovación disruptiva. El verdadero disruptor puede entrar y perturbar la mentalidad de un agente externo (cliente, consumidor, paciente, aprendiz) con el fin de lograr un mejor resultado que crea un valor significativo a largo plazo. De esta manera los productos y servicios emergentes suelen solucionar los problemas inmediatos de la sociedad contemporánea. Los disruptores no pueden hacerlo solos. Pero tampoco podemos hacerlo conjuntamente si la cultura organizacional tradicional no comienza a abrazar más la curiosidad y el cuestionamiento respetuoso de sus operaciones, ya que es ahí donde se encuentra la verdadera base para la innovación disruptiva y sí, lo que altera, perturba o incomoda.
Conociendo las tres definiciones, ahora pasemos al debate de cómo adaptarlo al contexto educativo.
Muchos líderes tradicionales entienden que lo que el Sistema Educativo necesita para mejorar es la innovación. Por eso vemos a diario a diversos ministerios educativos anunciar con bombos y platillos la construcción de nuevos laboratorios y la adquisisión de la nueva infraestructura TIC para transformar las salas de clase. Ahora los maestros dispondrán de softwares y computadoras conectadas a la web para realizar las tareas de las clases de manera atractiva y dinámica. Los estudiantes estarán capacitados para contestar las preguntas y buscar la información que les piden sus docentes. Ahora podrán tomar las pruebas estandarizadas en formato digital, sin que los maestros tengan que pasar trabajo corrigiendo cada trabajo realizado. Un gran avance para muchos innovadores.
No obstante, pensadores disruptivos como Juan Domingo Farnós opinan diferente sobre la innovación educativa:
¿Es la innovación lo mismo que disrupción? ¡Para nada! Innovar es mejorar lo que hay y la Disrupción quiere decir crear otra cosa. Esta sociedad es otra sociedad, y como es otra sociedad no tiene por qué seguir los pasos anteriores. Si de algunas maneras Gutenberg logró hacer otra sociedad con los libros, la Internet también ha logrado hacer otra sociedad. Lo que pasa es que estamos en un tiempo en el que no sabemos hacia dónde vamos.
Este modelo educativo tradicional es ya innecesario, porque lo sustituye la "auto-formación" (en realidad muchas veces comunidades de aprendizaje) basadas en los recursos digitales disponibles y en la interacción con pares (redes sociales). Es la nueva sociedad la que quiere esto, nos guste o no. Por tanto debemos ir por este camino de aprendizaje, de sociallización y de colaboración... intentar hacerlo de otra manera es darnos de bruces contra la pared.
Como decíamos ya hace mucho, se requieren unas nuevas Estructuras, unas nuevas Organizaciones y unas nuevas Funcionalidades... Y lo que ya no sirve para nada, inutilizarlo, porque querer mantenerlo supone, entre otras cosas, un gasto supérfluo (no una inversión) que agrava la construcción de lo nuevo, una pérdida de tiempo y de esfuerzos que dinamita la creatividad, el esfuerzo que necesitamos para "construir".... y aquellos que no quieran seguir el ritmo, pues que se aparten y dejen hacer a los demás... No hay otro camino, es muy DISRUPTIVO, pero en estos momentos necesario... y hay que explicarlo a la gente en los Medios de Comunicación, Congresos Internacionales, y dejarse de batallitas...
A fin de cuentas, los innovadores terminarán convirtiéndose en las nuevas piezas de engranaje que harán funcionar el deteriorado motor educativo indistrializado. Los disruptores entran al escenario para demostrar que el campo educativo no tiene por qué seguir un solo norte. En cambio, ellos entran al panorama para mostrarnos la existencia nuevas latitudes que aún no han sido del todo exploradas.
Al estar en medio de una era disruptiva en la que no sabemos hacia dónde nos moveremos, es que necesitamos a los perturbadores. Mientras los disruptivos nos hacen mirar al mundo desde prismas diferentes con sus grandes aportaciones, los perturbadores se encargarán de apropiarse de esas ideas para iniciar la construcción de las nuevas arquitecturas de futuros. Y es aquí donde se generan los nuevos algoritmos que harán que las cosas funcionen de otra manera completamente diferente a lo tradicional. La verdadera transformación educativa solo puede venir del exterior, de lo que la sociedad quiere, prefiere y necesita para aprender. Los perturbadores se encargarán de sacar a los 'lideres de siempre' de sus zonas de comfort, de esas cómodas y lujosas bancas donde firman autorizaciones, delegan tareas a sus subalternos y completan sus informes de rendición de cuentas. Necesitamos a los perturbadores para que los líderes ministeriales y políticos se incomoden con los grandes cambios educativos que se están dando. Que se den cuenta de que tienen que transformar sus roles administrativos, porque si no, se convertirán en funcionarios irrelevantes para las nuevas sociedades que se avecinan. Si estos líderes quieren seguir subsistiendo, tendrán que tirarse a la calle a trabajar conjuntamente con los innovadores, disruptores y perturbadores que creen en Otra Educación.
De la misma manera que los Disruptores vinieron para construir un mundo nuevo con sus visiones e ideas innovadoras, los Perturbadores se encargarán de hacer que las nuevas ideas se conviertan en realidades visibles y altamente funcionales para la diversidad socio-cultural de la era.
En el gráfico superior podemos ver que la fuerza de la innovación educativa proviene más del centro (lideres ministeriales, curricularistas, políticos y grupos de interés) hacia afuera (empleados administrativos, docentes, estudiantes, padres y comunidades). Esa es la realidad que vivimos los que estamos dentro del sistema. Las estructuras internas de poder son las que imponen los grandes cambios del sistema. Algunos ejemplos de la innovación educativa los podemos encontrar en No Child Left Behind (EEUU), La Ley Orgánica LOMCE (ESP) y las Puebas META-PR (PUR).
Por eso es que surgieron los Disruptores, porque ellos rebasan las líneas rojas del sistema para trabajar desde los bordes. Los grandes disruptores se mueven mejor a través las redes tecnológicas llevando el mensaje de transformación educativa en sus plataformas digitales. Ellos tienden a rebasar la infraestructura tecnológica y las barreras institucionales (reglamentos, políticas, normas) para transformar sus currículos y sus experiencias de aprendizaje en algo completamente diferente a lo tradicional. Pero el detalle es que los disruptores se mantienen en movimiento fuera de los bordes, se les hace muy difícil llegar hasta el lugar donde se encuentran los líderes ministeriales y políticos de turno. Y es aquí que necesitamos a los Perturbadores...
Los perturbadores pueden ser cualquier persona: estudiantes, padres, ciudadanos, profesionales, líderes comunitarios y organismos sociales, que dedicarán sus energías para entrar en los bordes de los disruptivos y a rebasar las líneas rojas del sistema tradicional. Esta es la fuerza externa de la que habla Adam Lloyd en su artículo. Los perturbadores no son personas que vienen a instaurar el desorden y la inestabilidad de un sistema que de por sí ya es inestable, incierto y disfuncional. Ellos llegarán a transformar el orden y el estado de las cosas que ya no les funcionan. No le teman a experimentar con las ideas de los disruptores pensando en el fracaso. Ellos quieren evidenciar por sí mismos si las cosas funcionan o no sin necesidad de recurrir a los consejos de los líderes de siempre. Los líderes y políticos tendrán que levantarse de sus cómodas bancas para adaptarse a sus incómodos estilos laborales y comenzar a trabajar conjuntamente en la innovación disruptiva de la educación. Mientras los perturbadores se muevan efectivamente en sus entornos abiertos, difusos, impredecibles, inciertos y caóticos, los innovadores sentirán la incomodidad de tener que que moverse a estos ambientes para entender cómo la sociedad quiere que funcionen las cosas. Estos individuos no entrarán al contexto laboral a trabajar como empleados, sino como gestores de sus marcas personales. Ellos vienen a hacer que las metas y objetivos propuestos funcionen y no a recibir órdenes de sus superiores. Son personas auto-suficientes, auto-realizadas e independientes dentro de un ambiente laboral colectivo. El trabajo de los perturbadores incomoda a los innovadores porque estos suelen permanecer la mayoría del tiempo en sus estados de comodidad. Los perturbadores estan en constante movimiento y se encuentran dispersos en la dimensión física y presencial. Andan con dispositivos que suenan constantemente, trabajan con múltiples pantallas simultáneamente, socializan con diferentes personas al mismo tiempo. Su paradigma profesional esta cimentado por la creencia de que aprenden más trabajando y trabajan mejor aprendiendo.
Los mejores ejemplos de la perturbación educativa los podemos encontrar en ambientes de aprendizaje informal: cursos MOOCs, Bootcamps Educativos, Hackathons, Nano-Grados y StartUps. Diferentes firmas educativas independientes han creado nuevos productos y servicios educativos para atender las necesidades, intereses y preferencias que el sistena educativo tradicional es incapaz de atender. Los perturbadores son tanto lo que diseñan estos nuevos escenarios educativos como los profesionales que participan en su proceso de aprendizaje personalizado.
El sistema educativo que tenemos ya NO NOS SIRVE porque solo opera para para manter su estructura jerárquica y no para el aprendizaje que necesita nuestra sociedad. El sistema educativo le interesa formar los mejores profesionales para que sus gobiernos aumenten sus PIB y les permiten cumplir sus promesas de campaña con fines de mantenerse en el poder. Lo que le cuesta al estado no es la educación de sus ciudadanos, lo que verdaderamente cuesta es mantener los salarios de los Ministeriales, Consultores, Asesores, Auxiliares, Directores, Supervisores, Contratistas Independientes y demás acólitos. La infraestructura tecnológica, las herramientas y recursos tecnológico y los materiales didácticos son una ínfima parte del presupuesto educativo nacional, pero escasean grandemente en muchos planteles escolares porque no hay los fondos suficientes para su compra, mantenimiento y optimización. El dinero que se supone que se utilice para estos fines se diluye entre los cargos de todos esos funcionarios y no en las escuelas (maestros y estudiantes).
Los disruptores y perturbadores educativos entienden claramente que no se necesitan billones de dólares o euros para promover el aprendizaje de las sociedades. Ellos creen que lo que más falta hace son redes de personas y organizaciones (comunidades de práctica) que les interese la educación de los ciudadanos (redarquías), y no personas con cargos jerárquicos burocráticos que decreten qué aprender, cómo aprenderlo y cómo evauar el aprendizaje de las personas. Estos profesionales a diario participan en proyectos tecno-educativos en los que se invierte muy poco dinero porque la experiencia de aprender se da en difententes plataformas (EVA,PLE, PLN,eLearning, mLearning, Flipped Classroom), con herramientas blandas (dispositivos móviles y con contenidos digitales en diferentes formatos de representación del conocimiento. Esta perturbación constructiva es la que le incomoda a muchos de nuestros líderes tradicionales que creen que el aula es el lugar exclusivo donde las personas pueden aprender.
Los disruptivos y perturbadores concurrimos plenamente en que utilizar la tecnología convergente para dictar clases magistranes y evaluar con pruebas estandarizadas en línea es una innovación que NO FUNCIONA. Con o sin infraestructura tecnológia obtendrán los mismos resultados que han tenido siempre. Ellos creen que se debe empoderar a los estudiantes para apropiarse de la tecnología en favor de su conocimiento y aprendizaje hiperconectado. Esta nueva generación de estudiantes ya no aprende ni trabaja de la misma manera para la cual nuestro sistema educativo fue concebido.
La tecnología en la sala de clases es más efectiva cuando reconstruimos conjuntamente los nuevos entornos de aprendizaje. La transformación no solo debe ser estructural, sino pedagógica, socio-cultural y tecnológica. Para que funcione efectiva y eficientemente tienen que entrar en el escenario los agentes externos. Los aprendices se convierten en trabajadores del conocimiento, reporteros, investigadores, tutores, mentores y colaboradores en diversos proyectos. Cada alumno escoge el lugar en el que quiere aprender y no el que les impone el sistema. Su experiencia de aprendizaje no tiene tiempo fijo. Aprenden a aprender, a socializar, a crear, a hacer cosas, a jugar, a colaborar y a trabajar en actividades de la vida diaria, apartándose de la artificialidad de los saberes intelectuales. Se diseña el pensamiento, se resuelven problemas, se manejan conflictos, se visibiliza el pensamiento abstracto y se desarrolla el pensamiento adaptativo innovador. Los educadores ya no son instructures, son otra cosa diferente: Dinamizadores, Coaches (acompañantes), Facilitadores del Conocimiento que guiarán el proceso de aprendizaje personalizado.
Esta es la escuela/univerdiad que la sociedad quiere, porque no está atada a los modelos mentales del pasado ni tampoco necesita encapsularse entre gruesas paredes que obstaculizan la transparencia de los sucesos dinámicos que allí acontecen...
No puede haber innovación educativa sin los disruptores, y no puede haber innovación disruptiva sin los perturbadores. Todos somos importantes en este complejo proceso, nadie sobra...
Solo sobran los que pretenden dejar las cosas como están introduciendo una que otra innovación chiquita para aparentar que están trabajando a favor de la Agenda Educativa Milenial. Ellos no trabajan para nuestra educación y la de nuestros hijos. Ellos trabajan para asegurar sus horizontes de jubilación. Para seguir escalando los altos niveles jerárquicos que les garanticen una pensión vitalicia...
Los Innovadores construyen puentes de un lado a otro para luego estudiar los efectos de su innovación. Los Disruptivos visualizan el futuro y diseñarán los planos para construir un puente sin saber lo que habrá al otro lado. Los Perturbadores se apropiarán de esos planos para iniciar la construción adaptada a las necesidades y preferencias de todos sus usuarios sin importar lo que se encuentren al final...
Bienvenida la reflexión, discusión y aportaciones de valor a este interesante paradigma pedagógico.
Como siempre, agradezco de todo corazón el que hayan sacado de su tiempo para leer esta entrada. Me emociona mucho ver el respaldo de muchos educadores y profesionales que utilizan de referencia las ideas expuestas (que no son mías) y las comparten con los demás en las diferentes plataformas socio-educativas.
¡Un abrazo!
Excelente Antonio. Creo que resume muy bien el estado actual de la educación en Puerto Rico y muchos otros lugares.
ResponderEliminar'"Y lo que ya no sirve para nada, inutilizarlo, porque querer mantenerlo supone, entre otras cosas, un gasto supérfluo (no una inversión) que agrava la construcción de lo nuevo, una pérdida de tiempo y de esfuerzos que dinamita la creatividad, el esfuerzo que necesitamos para "construir"'
Y es en este asunto que se cae el sistema educativo de nuestro país. Se han estancado tanto en sus ideas de "innovación" que ya son incapaces de "pensar fuera de la caja". Seguimos dando vuelta en lo mismo, y en vez de hacer un rediseño completo del sistema educativo, prefieren hacer un pequeño cambio aquí o allá para dar la ilusión de que se esta haciendo algo. Y mientras tanto, los bolsillos de los políticos y grandes intereses siguen engordando.
Por eso es que, como bien dices en el artículo, hacen falta los disruptores y perturbadores educativos. Y si hay espacio, me uno al club también...
¡Saludos!
¡Saludos, Ángel! Muchas gracias por sacar de tu tiempo para leer el artículo y comentar. Verdaderamente, eso es lo que necesitamos. Educadores como tú y muchos otros que hacemos las cosas de manera diferente. Sin darte cuenta ya eres parte de este movimiento global que cree en Otra Educación. Promueves en tus libros el que cada educador aprenda a diseñar sus propios recursos de aprendizaje, convirtiéndolos en Prosumidores (consumidores-productores). Eso es ser disruptivo y perturbador. Por eso comparto las publicaciones que lanzas en la web.
ResponderEliminarEse es el ejemplo que tenemos que darle a nuestros estudiantes. No podemos seguir siendo parte de un sistema que depende de fondos federales únicamente, cuando disponemos de un capital humano capaz de hacer grandes cosas con muy poco presupuesto. Es por eso que con orgullo formo parte de la Red EDUCAPR. Porque le estamos enviando un mensaje contundente a los dirigentes del sistema educativo. Somos los perturbadores del 'Estatus Quo' que podemos hacer grandes cosas sin tener que gastar millones en hoteles, contrataciones, recursos extranjeros y recursos tecnológicos personalizados. Los recursos y talentos están aquí dentro, no hay que buscarlos afuera...
Así que sigue hacia adelante con tus proyectos de crecimiento y desarrollo social.
¡Nosotros te apoyamos!
Muchas gracias, Antonio, por tus palabras y por el apoyo. Siempre es un placer pasar por tu blog y leer tus ideas innovadoras sobre el aprendizaje. Lo tengo en mi lista de blogs a leer :D
EliminarEs un orgullo ser parte de Educa PR y conocer a colegas como tú que están comprometidos con la educación disruptiva y perturbadora - esa que no se conforma con el "modus operandi" actual, y no teme en alzar la voz para que otros sepan que hay otras opciones.
Saludos, y mucho éxito en tus proyectos.
Estoy totalmente de acuerdo con la idea de desprendernos de los paradigmas arcaicos de la educación, que como podemos comprobar, han producido un estancamiento en la misma . Si continuamos bajo las redes de un sistema que no permita el verdadero aprendizaje (el basado en el descubrimiento, utilizando las nuevas tecnologías), seguiremos siendo cómplices nocivos, coartando la creatividad y los sueños de quienes estamos dentro del mismo, no solo de nuestros alumnos. Por eso es tan bueno saber que somos muchos más, de lo que creen, los que queremos un cambio y nos comprometemos día a día a asumir los desafíos en pos del crecimiento propio y por ende de nuestros jóvenes.
ResponderEliminar¡Así es, Sandra! El sistema educativo que tenemos es decimonónico. Ya no responde a las necesidades, intereses y preferencias de los aprendices de esta generación. Así como Johannes Gutemberg revolucionó la sociedad con la invención de la Imprenta, la Internet y la Web están revolucionando las formas en que aprenden las personas. Por tanto, el aula no tiene porqué seguir siendo un entorno donde se transmite información a los estudiantes. El aula debería rediseñarse estructural y pedagógicamente. Ya no es el lugar exclusivo donde las personas aprenden.
ResponderEliminarLa única manera de justificar la inversión tecnológica en las escuelas/universidades es realizando exhibiciones, presentaciones y proyectos tecno-educativos en los que los protagonistas principales son los ESTUDIANTES. Es por eso que tenemos que seguir siendo 'perturbadores' para que los Dirigentes se den cuenta de que sus roles jerárquicos son irrelevantes. Lo que la Educación necesita es personas que quieran aprender y personas que les gusta compartir lo que saben. Ya no hacen falta tantas personas con cargos pidiendo cuentas a los maestros sobre sus funciones administrativas y pedagógicas. El educador no tiene porqué seguir siendo un empleado corporativo dedicado a rellenar informes a sus superiores para mantenerlos en sus lujosas bancas. La educación del siglo 21 consiste en la creación de redes de personas que mantienen relaciones basadas en el compromiso y confiabilidad. El andamiaje adminstrativo-burocrático que tenemos está demás...
¡Buenas tardes!
ResponderEliminarEstudiando sobre la Educación Distruptiva me encuentro con tú Blog y un interesante título "Innovación VS Disrupción VS Perturbación Educativa". Me gustó mucho tu planteo, me parece imperioso el pensamiento que compartiste de Juan Domingo Farnós: "Innovar es mejorar lo que hay y la Disrupción quiere decir crear otra cosa". Ya sabemos que el sustituir tecnología (por ejemplo cambiar la tiza y el pizarrón por pizzaras digitales) no hacen el cambio, no mueven ni modifican los formatos de enseñanza-aprendizaje. Estoy de acuerdo que el sistema educativo no responde a las necesidades, intereses y de los niños y jóvenes, pero el cambio no solo se dará por la inclusión de la tecnología y la modificación del tiempo y espacio físico, el cambio sucederá, y ya está sucediendo, por la modificación en el vínculo docente-estudiante. Y en esta línea tenemos un grupo grande de docentes generando "perturbación" con lo impuesto, buscando alternativas creativas a propuestas que ya no son compatibles con nuestros tiempos. Esperemos esa ola crezca mucho más aún.
Saludos.
Cristina
¡Saludos Cristina! Definitivamente, la perturbación se está dando. Pero no podemos perturbar el aula con lo impuesto por el sistema. Esa es la "innovación" a la que se refiere Juan D. Farnós en su blog. Perturbar el aula tradicional se refiere a incorporar la tecnología para empoderar a los estudiantes en su proceso de aprendizale. Que cada uno trabaje en lo que más le apasiona. El rol del educador es dejar de enseñar asignaturas, puesto que ellas están inmersas en las experiencias de aprendizaje personalizadas de los estudiantes. El docente se convierte en un dinamizador, coach (acompañante) y facilitador de recursos. Perturbar consiste en prescindir del currículo creado por personas de otras épocas, para diseñar experiencias de aprendizaje articuladas a la altura de los tiempos de los estudiantes.
ResponderEliminarQuedo muy agradecido por haber sacado de tu tiempo para leer el artículo y compartir tus planteamientos.