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miércoles, 14 de julio de 2021

Educación y Trabajo Remoto (Parte I)

Foto de Chris Montgomery (Unsplash)

La pandemia del COVID19 fue la punta de lanza que marcó el inicio de la Transformación de la Educación Superior. A pesar de algunas resistencias de los profesores y empleados de la administración, la mayoría de las instituciones universitarias en Puerto Rico no tuvieron pérdidas significativas en sus ciclos académicos. Antes de la pandemia, no era raro que los dirigentes universitarios les exigieran a su personal que se reportatan a trabajar en las instalaciones físicas de sus recintos. Incluso, aquellos docentes que inicialmente fueron adiestrados para dictar cursos híbridos o completamente en línea (previo a la pandemia), tenían que asistir a sus centros de trabajo como de costumbre. No fue hasta el dectreto de cierre (lockdown) provocado por el COVID-19 que se le pidió al personal administrativo y docente que realizaran las tareas esenciales desde sus hogares. El cambio de la educación presencial a la modalidad remota fue abrupto, al igual que el trabajo administrativo.  
 
Ahora que nos encontramos ante un inicio del año académico de manera presencial, el personal docente y no-docente tendrá que presentarse nuevamente a sus entornos laborales. Nuestras instituciones universitarias han demostrado resistencias al futuro laboral flexible, a pesar de que la mayoría de los profesores tenga experiencia dictando sus cursos de manera remota a través de las plataformas de gestión de aprendizajes (LMS). Algunos dirigentes argumentan que el bienestar de los funcionarios administrativos se ve comprometido por el trabajo remoto y que, a menos que los lleven de regreso a la oficina, muchos más sufrirán la "fatiga del zoom". Sin embargo, el trabajo remoto per se no es el problema. El dilema radica en que la forma de trabajar sigue estando intrínsecamente centrada en las tareas de la oficina. La falta de una cultura académica y laboral en la dimensión virtual fue notable.
 
Esto nos lleva a reflexionar sobre el primer elemento de cuándo trabajar. La jornada laboral que conocemos fue diseñada hace mucho tiempo, y ahora en la contingencia de la pandemia, fuimos obligados a cambiar nuestra forma de ofrecer los servicios esenciales a la comunidad educativa. Nunca fuimos preparados para realizar tareas en la nueva modalidad de trabajo remoto. Simplemente nos tuvimos que adaptar a la nueva estructura laboral sin capacitación, adiestramiento, guías ni experiencias previas. Nuestra jornada laboral está organizada en torno al sistema que Henry Ford formalizó en Estados Unidos para los trabajadores de la industria fabril en 1926. La realidad es que el 2021 muchos de nosotros ya no trabajamos en fábricas. ¿Por qué aferrarnos a este formato laboral estandarizado como el único horario en que se debe trabajar? Queda claro que el día lineal de 8 a 4 no es el más adecuado para el formato remoto en el que no tenemos señales concretas para iniciar o culminar nuestros días de trabajo. Como resultado, algunos empleados de la administración universitaria laboramos tiempo extra, días feriados y fines de semana para mantener la continuidad de los servicios esenciales en niveles óptimos.  

El segundo elemento a considerar es el dónde trabajar. Ciertamente, todas nuestras prácticas laborales y académicas están diseñadas en función de la ubicación. Es evidente que aún se considera a la oficina como la sede oficial del trabajo. Incluso el término "remoto" implica que uno se encuentra lejos del lugar donde normalmente realiza su trabajo. Queda claro que la presencialidad en la oficina era necesaria en una época en la que no existía Internet, computadoras ni dispositivos móviles en el hogar. Hace tiempo que hemos demostrado que sí se puede trabajar fuera de nuestro cubículo personal. Muchas de las tareas que realizamos en la oficina ya se pueden hacer en nuestros hogares o establecimientos públicos con conectividad a la web. Gracias al desarrollo tecnológico de 2020, contamos con nuevos softwares, herramientas web, plataformas tecnológicas y aplicaciones móviles gratuitas que nos permitieron hacer lo mismo que se hacía en la oficina y la sala de clases. 

El tercero consiste en el cómo trabajar. Este es el más importante de nuestra reflexión. El origen de la cultura de reuniones data de la década de 1950, mucho antes de que los nuevos recursos tecnológicos permitieran colaborar fuera de esos entornos. El correo electrónico, mensajería instantánea (beepers), sistemas de llamadas (Polycom) e Intranet, dieron los primeros pasos para aumentar la velocidad y eficiencia con la que podemos comunicarnos hoy a través de nuestros dispositivos móviles. Existe una suposición colectiva de que las reuniones y tele-clases sincrónicas son las mejores maneras de ejecutar nuestra práctica laboral o docente. Lo que realmente nos cansa no es el uso tecnológico, sino llevar el mismo diseño obsoleto de trabajo centrado en la oficina a través de las nuevas tecnologías digitales. Trabajamos en un sistema universitario diseñado para el entorno en el que nos relacionamos físicamente. Hasta que las instituciones educativas se sienten a reevaluar porqué seguimos trabajando de la misma manera que se hacía antes y cambien fundamentalmente los aspectos laborales desarticulados e inadecuados de su propósito fundamental, nuestra fatiga laboral seguirá aumentando significativamente. Decretar que los empleados docentes y no-docentes volvamos al trabajo presencial de tiempo completo para realizar tareas remotas no es la solución al retorno de la "normalidad". Sé que muchos de nosotros no queremos renunciar a la flexibilidad que nos facultaría de un poco de control sobre nuestras vidas. Quisiéramos laborar en un sistema universitario que opere dentro de la realidad del contexto histórico en el que nos encontramos. Hay tantas formas en que una plataforma virtual podría aliviar los problemas relacionados con los protocolos de seguridad. Por ejemplo, el hacinamiento en las aulas es un problema común en las aulas de hoy. En el mundo inmersivo, los campus son rápidos y fáciles de escalar, además el interior de las aulas y las oficinas se puede configurar para permitir la personalización de los asientos y pantallas de presentación. Esto también formaría parte de la llamada "Excelencia Académica" que tanto escuchamos en los discursos de nuestros máximos dirigentes.   

La Administración Universitaria debería co-diseñar el trabajo docente y no-docente en torno a las capacidades humanas. El trabajo universitario del milenio ya no tiene que ver con la ubicación, el tiempo y el diseño laboral de antaño. Creo que muchos compañeros trabajarían mejor, permanecerían en la institución por más tiempo y se mantendrían saludables si les permitiera formar parte del co-diseño de un nuevo modelo laboral articulado a la altura de este tiempo. Reportes realizados por diferentes firmas lo demuestran a diario (Deloitte, McKinsey, PwC, Forrester, OECD, Foro Global de Economía, Oxford, Microsoft, LinkedIn, etc.).     
 
Te has preguntado: Si hoy fuese el primer día de la historia del trabajo en la Universidad del Siglo 21, ¿cómo diseñarías tu forma de trabajar? Ahora que tenemos 15 o 16 meses de experiencia, tenemos que sentarnos a negociar un contrato social con nuestros dirigentes educativos para co-diseñar un nuevo modelo de trabajo remoto para empleados de la admninistración universitaria, así como para los docentes. En realidad, el cambio de mayor impacto en este momento ha sido el comportamiento humano, puesto que no ha habido tanta renuencia a utilizar las nuevas herramientas y plataformas tecnológicas.   

Heather McGowan afirma que el qué del trabajo ahora puede pasar a pensar más en las formas en que los trabajadores deben emplear su tiempo. La forma en que trabajamos también merece una nueva mirada. Si bien todavía existe la necesidad de un trabajo por turnos definido en algunas industrias, hoy día muchos trabajadores están más involucrados en un trabajo cognitivo que prospera con diferentes incrementos de tiempo de trabajo, pero que tampoco está limitado por el factor tiempo (Megan Schneider, 2021). Dada la mayor apertura a las modificaciones remotas de emergencia, las opciones de los empleados también ampliarán, porque no estarían limitadas a la proximidad física. Más que nunca, ahora habrá la oportunidad de identificar aquellas universidades que compartirán sus valores y potencialmente unirán sus fuerzas de cambio, independientemente de la geografía de sus empleados.
 
La 4ta Revolución Industrial está fusionando lo físico, biológico y digital en formas que crean tanto promesas como riesgos. La velocidad, amplitud y profundidad nos está obligando a replantearnos la forma en que los países deben desarrollarse, cómo las organizaciones crean valor, e incluso, significan el ser humano. La nueva era del trabajo remoto e híbrido evolucionará el paradigma de que la vida de un empleado estará menos relacionada a la ubicación de su patrono. Son las capacidades humanas las que darán dirección al futuro del trabajo (WEF, 2021). 

Harold Jarche (2021) establece que el trabajo de alto valor en los mercados desarrollados estará en la formación y expansión de nuevas tecnologías. Algunos de los autores se centran en el trabajo remoto-distribuido. Ellos ofrecen cinco razones por las que creen que permanecerá:
  1. Se ha reducido el estigma que rodea al trabajo desde casa.
  2. La experimentación forzada ha ayudado a los empleados y empleadores a superar la inercia, tanto en términos de costos como de expectativas sesgadas sobre el trabajo a distancia.
  3. Los trabajadores y las empresas podrán mantener el trabajo a distancia a un costo marginal más bajo después de la pandemia.
  4. Hay una renuencia generalizada entre muchos a volver a algunas actividades pre-pandémicas.
  5. Ha habido una explosión en la innovación destinada a apoyar el trabajo remoto en los últimos meses. 
Pendientes a la segunda parte de esta investigación que estará dirigida mayormente al ámbito educativo...


 
NOTA: Este artículo es una adaptación del artículo original de:
 
Cambon, A.(2021) The problem isn’t remote working – it’s clinging to office-based practices. Rescatado en red: https://www.theguardian.com/commentisfree/2021/jun/21/remote-working-office-based-practices-offices-employers 
 

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