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domingo, 23 de agosto de 2020

El tiempo me dio la razón...

En esta entrada les comparto una de mis tantas experiencias laborales como profesor universitario. Ser docente fue una de las experiencias más gratificantes que he tenido. Esas experiencias me enseñaron a conocer muy de cerca a los estudiantes y ha desarrollar habilidades muy necesarias para mi trabajo actual que se basa en capacitar a los compañeros profesores en la integración tecnológica en sus procesos de enseñanza y aprendizaje.

Luego de haber prescindido mis servicios profesionales como profesor de Educación en 2003, fui contratado nuevamente en 2012 para impartir el curso básico de la Microcomputadora en la Educación. El curso original había sido actualizado con algunas de las recomendaciones que había sometido en mis primeros años docentes. Fue muy gratificante revivir en 2012-13 mis experiencias docentes con los estudiantes del programa de Educación. Fue muy decepcionante el trato que me dio la directiva por segunda ocasión. He llegado a pensar que nunca me aceptaron como miembro del claustro por ser y actuar diferente a ellos.

La primera tarea fue revisar el currículo (prontuario) para estructurar el curso en las 16 semanas que conlleva el semestre académico. El curso mantenía su formato original que consistía en practicar las funcionalidades básicas de Microsoft (Word, PowerPoint, Excel e Internet Explorer). Dicha práctica era complementada con la teoría sobre el uso de la computadora en la sala de clases, historia de la computadora y sus componentes (hardware y software). Es decir, el curso estaba diseñado para que los estudiantes contestaran las preguntas tecnológicas que aparecían en la prueba de reválida, conocida como las PCMAS.

Para ese tiempo, pensaba que el curso podía ser complementado con nuevas herramientas web, aplicaciones móviles y plataformas tecno-educativas gratuitas que los estudiantes podían utilizar en su práctica docente. La sala de clases no solo se componía de microcomputadoras, sino de portátiles, tablets y teléfonos móviles inteligentes. La computadora en la educación no era únicamente la integración de las herramientas de Microsoft en la sala de clases. Había mucho más que mostrarle a los estudiantes en el curso. De modo que me tomé el atrevimiento de modificarlo con nuevas herramientas, plataformas y aplicaciones móviles. Y que conste, que lo hice sin alterar el orden pre-programado del bosquejo del curso. Solo le añadí algunas herramientas y recursos innovadores en las últimas sesiones del ciclo académico.

Más que crear presentaciones en PowerPoint, les enseñé a mis estudiantes a diseñar módulos instruccionales interactivos con textos, botones de navegación, hiperenlaces, sonidos y vídeos. Los estaba preparando para que aprendieran a diseñar sus propios contenidos personalizados, sin tener que depender de las casas editoriales y las imposiciones del Departamento de Educación (DEPR). Lo hice pensando que en un futuro la educación se realizaría de manera virtual, sin tener que estar físicamente congregados en el aula. Es decir, estaba llevando la microcomputadora más allá de la sala de clases convencional. Quería que mis estudiantes fuesen profesionales autosuficientes capaces de diseñar sus propios recursos de aprendizaje en medio de la escasez de materiales y recursos que había en aquellos años.

 

Le mostré a los estudiantes que había otras herramientas para diseñar presentaciones en formato digital (Prezi), sin tener que grabarlas en sus dispositivos de flash memory. Compartí algunas aplicaciones móviles para hacer prácticas, repasos o pruebas en línea (ThatQuiz). Realizamos presentaciones virtuales a través de la plataforma WizIQ. Les mostré cómo utilizar Twitter para crear Redes de Aprendizaje Personalizados (PLN). Llegamos a hacer trivias tecnológicas en horarios nocturnos para que los estudiantes aprendieran fuera de las horas de la clase y obtuvieran puntos de bono por su participación. Ofrecí algunas secciones en la modalidad virtual para que los estudiantes experimentaran las virtudes del aprendizaje fuera de las cuatro paredes del laboratorio de computadoras al que estaban obligados a asistir. En esas sesiones virtuales pude comprobar que los estudiantes participaban más que en las clases presenciales. Ellos preguntaban más, hacían comentarios y narraban sus experiencias en el bloque del chat.

Como todo educador novato en esta dimensión, lo que hice fue transferir la clase presencial al formato virtual, pensando que lo que hacía estaba bien. Con el pasar de los años aprendí que la modalidad educativa virtual requiere otra manera de diseñar el curso, con actividades instruccionales y estrategias de evaluación completamente diferentes a la modalidad presencial. Gracias a los grandes pensadores y colegas educadores que compartieron en sus plataformas digitales sus conocimientos, destrezas y experiencias sobre el diseño instruccional de cursos en línea. Asistir a eventos educativos virtuales me ayudó muchísimo a entender los nuevos postulados de la Educación Digital del Siglo 21.  

En esos años la Educación a Distancia y el eLearning eran considerados como una educación de segunda categoría. Todavía se publicaban investigaciones concluyentes que en las clases presenciales se obtenían mejores resultados y mayor aprovechamiento académico que en las clases virtuales. Ofrecer sesiones virtuales representaba una amenaza al sistema universitario oficialista. Incluso, en años anteriores llegaron a circular reglamentos y normativas amenazantes a aquellos educadores que se atrevieran a ofrecer clases en línea. Esas horas serían consideradas como ausencias y los profesores tendrían que reponer dichas sesiones en la sala de clases. La política institucional establecía que la plataforma LMS solo podía utilizarse como complemento de la clase presencial. 

Un día, justo cuando mis estudiantes estaban ofreciendo sus conferencias virtuales a través de WizIQ fue que recibí la visita del Comité Departamental para evaluar la clase y mi desempeño como docente. La verdad es que había olvidado por completo la visita del comité para evaluar mi curso. Les dije que con gusto podían evaluar la clase que se estaba llevando de manera virtual. Los estudiantes se encontraban dispersos en diferentes lugares (biblioteca, pasillos, establecimientos públicos, hogares). La profesora se quedaba mirando la pantalla y no entendía la dinámica que se estaba llevando en la clase. De modo que decidió cancelar la visita y repogramarla cuando tuviera a los estudiantes en el laboratorio. Y así sucedió... confirmé su visita para mi próxima sesión teórica. 

La clase presencial se ofreció sin dificultades mayores. Demás está decirles que obtuve un 98% de efectividad en la evaluación. Lo único que me cuestionaron fue la alteración del bosquejo del curso con contenidos didácticos y actividades instruccionales que no estaban contempladas en el currículo oficial. La profesora me pidió el prontuario del curso para examinar si el contenido didáctico que estaba discutiendo estaba alineado con bosquejo del curso. Le dije a la profesora que lo tenía en formato digital, que se lo podía enviar por correo electrónico. Ella me dijo que lo necesitaba impreso. Nada, quedé en imprimirlo y dárselo a la mano. Todavía imperaba la cultura impresa en las gestiones administrativas...

Para resumir la historia, la evaluadora llevó su queja ante el Comité de Currículo Departamental ya que este servidor estaba alterando el bosquejo del curso. El comité decidió prescindir nuevamente mis servicios como docente, por entender que yo estaba por encima de la realidad de nuestro Departamento de Educación (DEPR). ¡Sí, es cierto! Nuestras escuelas no ofrecían clases virtuales, no utilizaban plataformas tecnológicas ni aplicaciones móviles en sus clases. El DEPR atraviesa por una estructura física débil, escasez de materiales, recursos, herramientas y de un personal profesional capacitado. No por eso, tenemos que arrastrar a nuestros futuros maestros a la misma miseria del sistema educativo al que aspiran ingresar. El comité decidió proteger el currículo del curso, no así a sus estudiantes, quienes deben prepararse para la educación del futuro. Un currículo adaptado perferctamente a sus propias limitaciones estructurales, organizacionales, pedagógicas, tecnológicas y cognitivas. La falta de maestros preparados para dictar cursos a distancia en nuestras escuelas proviene de la ineficiencia de los Programas de Educación Universitarios. ¡Esa es la VERDAD que muchos dirigentes no quieren aceptar!   

  • ¿Por qué dictar un curso de la Microcomputadora en la Educación cuando los estudiantes también utilizan tablets y teléfonos móviles inteligentes? No tiene sentido anclarse en una sola herramienta tecnológica en un momento de alta proliferación de plataformas, sistemas y aplicaciones tecnológicas emegentes.  
  • ¿Por qué dictar un curso a tono con la realidad del DEPR? ¿Por qué seguir fomentando la escasez institucional, cuando en la web abunda una riqueza de herramientas tecnológicas y contenidos digitales que ayudan a aumentar el esfuerzo humano para fomentar aprendizajes?
  • ¿Por qué obligar a los futuros maestros a utilizar las costosas herramientas de Microsoft Office, cuando existe una diversidad de plataformas gratuitas y de bajo costo que hacen las mismas funciones, o incluso, las superan por mucho? 
  • ¿Si la Universidad se conoce como el centro primario de desarrollo del conocimiento, por qué sigue enseñando conocimientos, metodologías y prácticas pedagógicas que ya no responden a este tiempo? ¿Por qué seguir formando maestros del siglo 20 en pleno 2020? ¿Por qué seguimos fomentando una pedagogía clásica de certezas sólidas en vez de adaptarnos a una época de modernidad líquida (ahora gaseosa) llena transformaciones sin precedentes y radicalmente inciertas.
  • ¿Por qué seguir preparando maestros para hacer tablas de informes en Word, presentaciones, cuentos en PowerPoint y gráficas de resultados en Excel? El Educador del Siglo 21 es mucho más que esas destrezas ofimáticas.
  • ¿Por qué seguir ofreciendo un curso obsoleto perteneciente a una era educativa que ha dejado de existir? Deberían eliminar ese curso y crear uno nuevo adaptado a la realidad educativa del siglo 21?

Ahora que vivimos los estragos de los huracanes (Irma y María 2017) #PRSeLevanta, cierre de Escuelas 2017-18, movimientos sociales #Verano2019, sismos de enero 2020 #PRTiembla y #COVID19, nuestra Educación ha pasado por una serie de interrupciones nunca antes imaginadas. Desde 2005 pensaba que la Educación ya no debería ser lo mismo que es ahora. La Escuela y Universidad deberían articularse a la altura de estos tiempos. Lo exponía en diferentes foros internacionales en los que fui invitado a participar. Esta fue la punta de lanza que me motivó a publicar el libro Derrumbando las Catedrales del Conocimiento en 2019.

Ahora que el sistema educativo ha cerrado desde marzo 16 hasta el día de hoy por la pandemia del COVID19, he llegado a la conclusión de que el tiempo me ha dado la razón. Jamás pensé que lo que hacía en clases hace ocho años atrás era una preparación para lo que hoy tenemos que enfrentar; un microorganismo que nos obliga a mantener un distanciamiento físico indefinido. Lo que antes era una afronta para la educación universitaria, ahora es una obligación que los docentes deben de ejercer para mantener las operaciones docentes y administrativas del nuevo año académico 2020-21. 

Antes, el uso del teléfono inteligente era prohibido en las salas de clases. Ahora es la herramienta tecnológica que salvará el nuevo y atropellado año académico. Antes, la educación a distancia era criticada por no estar a la altura de la experiencia de enseñansa convencional. Ahora es la modalidad que todos los docentes han tenido que aprender de manera abrupta para mantener la continudad académica remota. Muchos docentes añoran regresar a la normalidad de la educación presencial, pero lo cierto es que les será complicado reunir todos los días a sus estudiantes en los futuros ciclos académicos. La Educación Híbrida se convertirá en la nueva norma de la Educación Superior. El uso de los espacios físicos irá reduciéndose paulatinamente, a la misma vez que surgirá la necesidad de expandir dichos espacios para mantener mayor distanciamiento entre las personas congregadas. Muchas universidades carecen de espacios expandibles, lo que las llevará a adoptar la modalidad combinada como mecanismo salubrista permanente. La pregunta que formulo es cuánto tiempo los docentes tradicionales estarán dispuestos a continuar esta modalidad virtual combinada. El nuevo fenómeno del CoronaTeaching se hace más evidente en el inicio del nuevo año académico.

La Educación a Distancia no es de este tiempo, hace 20 años que veníamos ofreciendo conferencias y talleres sobre eLearning, herramientas web gratuitas, plataformas de tele-educación y aplicaciones móviles. La riqueza de contenidos didácticos actualizados y herramientas digitales gratuitas y de bajo costo fueron presentadas a la comunidad universitaria en varios eventos: abril de 2014 y octubre de 2014. El año pasado organizamos el 1er Congreso Iberoamericano Virtual de Disrupción Educativa (CIVDE2019). Muy pocos miembros de la administración y la docencia se interesaron en asistir a estos eventos tecno-educativos innovadores. La resistencia al cambio de un sistema pedagógico industrial, al desaprendizaje de modelos mentales irrelevantes y al re-aprendizaje de los nuevos paradigmas heutagógicos, son las causas principales del estantamiento que muchas universidades confrontan hoy día. 

La concecuencia experimentada es la urgencia de capacitar en unas semanas a decenas de profesores que nunca habían utilizado plataformas tecnológicas, herramientas web ni aplicaciones móviles en sus cursos. Educadores que se acostumbraron a que los Especialistas TIC, Tecnólogos Educativos y Diseñadores Instruccionales les resolvieran cada uno de sus inconvenientes técnicos en sus cursos, sin aprender cómo resolverlos en futuras ocasiones. Esa es la Pedagogía de la Dependencia que siempre he señalado en mis pasadas publicaciones y conferencias. Los docentes del siglo 21 deben prepararse para la autosuficiencia y autorealización de sus funciones pedagógicas y administrativas. Deben aprender a diseñar sus proios ecosistemas de aprendizaje personalizados para llevar sus clases a los estudiantes y no obligarlos a entrar a sus salas de clases. Esto se debe a que el personal administrativo de apoyo tecnológico no podrá atender todas las necesidades de los docentes y estudiantes al mismo tiempo.

Ahora en 2020 nos damos cuenta que el nivel cognitivo de algunos profesores universitarios se ha quedado muy por detrás del desarrollo global. Sus modelos mentales, conocimientos del contenido experto, conocimiento pedagógico / heutagógico, destrezas / habilidades tecnológicas y procedimientos operacionales / organizacionales están en plena obsolescencia. Se ha puesto en entredicho el valor del título universitario como el indicador exclusivo para ingresar al mercado laboral del milenio. Lo más preocupante de todo, el surgimiento de nuevos programas académicos alternativos de corta duración lanzados por las plataformas edu-tecnológicas emergentes. Estos programas entrarán al escenario educativo superior a competir con la formación universitaria clásica. Se habla de una nueva norma educativa compuesta de celebridades, influencers, consultores, expertos, coaches y EduTubers. Los mejores educadores ya no serán los que están en las aulas, sino aquellos que estarán más accesibles en las redes. La proliferación tecnológica de la época ha provocado nuevos fenómenos socio-cognitivos que están acelerándose por la contigencia del COVID19. Lo que está por verse es si los jóvenes de la Generación Z y Alpha se atreverán dar el salto hacia esta nueva educación alternativa

A partir de hoy, los debates educativos se dirigirán hacia la calidad y efectividad de los programas académicos de la Formación Universitaria vs la Formación Profesional (en las plataformas tecnológicas). Los normalistas harán todo lo posible por regresar al formato clásico de enseñanza presencial asistida por tecnologías al finalizar la emergencia del Coronavirus. Mientras, los disruptores se dirigirán hacia una Educación Híbrida diseñando nuevos ecosistemas virtuales de aprendizaje. La velocidad de enseñanza de los profesores tradicionales no podrá alcanzar la velocidad de aprendizaje de las nuevas generaciones estudiantiles. La entidad física del aula dejará de ser el lugar exclusivo de aprendizaje de la sociedad, al igual que los profesores dejarán de ser los sabios del escenario. Es imperativo iniciar una reestructuración de las instalaciones físicas universitarias para adaptarlas a las realidades globales del siglo 21, en las que se interacciona, dialoga, debate, reflexiona, actúa, se desplaza, aprende y trabaja de maneras diferentes... 

 

Termino este post compartiendo las siguientes reflexiones: 

1. Nos están hackeando el Sistema Eucativo Superior, porque las Universidades se han quedado ancladas en una época que nada tiene que ver con lo que vivimos hoy día. Robert Fray predice que la compañía más grande de Internet del 2030, será una Empresa Educativa que todavía no existe hoy día. 

2. La Educación Superior se enfocará más en las Capacidades de Aprendizaje que en las Metodologías de Enseñanza. Y esto se debe a que el Mundo Moderno está cambiando de un paradigma industrial, enfocado en la mano de obra de los egresados, a un nuevo paradigma digital, centrado en las mentes de obra de los profesionales. Esto significa que las universidades deberían centrarse más en el desarrollo cognitivo de orden superior y no tanto en los resultados de exámenes y pruebas de reválida.

3. Tendría sentido plantearnos qué hacer para que el futuro venga realmente del futuro y no de la repetición del pasado. Sin embargo aún estamos rodeados de gestores que tratan de “ordenar” la complejidad, cuando deberíamos esperar de nuestros líderes que acometan transformaciones reales (Future of Work). 

4. En esta Era Digital somos nosotros los educadores los que debemos iniciar la transformación educativa del milenio. No son los políticos, los ministros, ni dirigentes universitarios los que construirán los cimientos de la Educación Digital.  

5. ¿Cómo algunos profesores se atreven a argumentar que los estudiantes perderán su tiempo si no asisten a la universidad, cuando muy probablemente, lo único que no hayan logrado es contestar correctamente un conjunto de preguntas para aprobar un examen, y recibir un diploma que les asegura, únicamente, que han perdido su capacidad de generar ideas propias?

miércoles, 12 de octubre de 2011

Megatendencias educativas del siglo 21

Desde que ingresé a esta maravillosa dimensión digital hiperconectada he participado en diversos eventos tecno-educativos (congresos, talleres, foros) y he accedido a paquetes de contenido digital como: blogs, wikis, MOOC, redes sociales (educativas), presentaciones flash (slideshare scribd,box.net), redes sociales (Facebook, G+), entornos de innovación colaboativa (COIN), entornos personales de aprendizaje (PLE), entornos de aprendizaje social (SLE), redes cognitivas, códigos QR, infografías y otros recursos informativos de incalculable valor. 

Siempre me ha motivado conocer cuál será el futuro de la educación, y más cuando el mundo entero atraviesa por grandes transformaciones políticas, económicas, científicas, socio-culturales, ambientales y tecnológicas. En las conferencias en las que he participado como expositor, siempre he mencionado que uno de los tantos fines de la educación es que los estudiantes aprendan a pronosticar fenómenos emergentes. Ya que he tenido el privilegio de entrar en esta dimensión cognitiva deseo poner en práctica lo que tanto he promulgado en mis conferencias. Y es por eso que me he aventurado a escribir este artículo con el fin de compartir sus impresiones al respecto. El mismo pretende mostrarles una pequeña radiografía de lo que el campo educativo estará experimentando desde ahora hasta las próximas décadas. Teniendo una idea de lo que vendrá en el futuro, nos ayudará afrontar las grandes incertidumbres que nos deparará el maravilloso campo de la educación...


Por megatendencia, se entiende como la codificación de los grandes cambios sociales, económicos, políticos y tecnológicos que influyen en nuestro tiempo (John Naisbitt y Patricia Aubudene, 1982). A coninuación, comparto con ustedes una lista de megatendencias educativas del siglo 21. Las mismas han sido tomadas de todas las contribuciones de filósofos educativos, teóricos, pensadores, blogueros y usuarios de la web que a diario comparten información y conocimientos desde distintos entornos de la Web 2.0/3.0. 

¿En dónde estamos y hacia dónde nos moveremos?
  • Las redes sociales se convertirán en medios de comunicación de facto: Recursos como Facebook, Google+, Twitter, entre otros, se convertirán en los medios principales de comunicación con la comunidad educativa. Aún así la universidad seguirá utilizando el correo electrónico como medio tradicional de comunicación.
  • Educación virtual y presencial serán una misma educación: Ambas modalidades se encuentran diluídas en la metodología instruccional contemporánea. El educador del siglo 21 estará disperso entre la dimensión presencial y virtual de manera cotidiana.
  • Nuevo horario del educador: 24/7.
  • La Web la mejor plataforma de eLearning: El uso de los CMS/LMS será complementado con nuevas modalidades que democraticen el proceso educativo. Se menciona mucho la incorporación de los entornos personales de aprendizaje (PLE), Ambientes sociales de aprendizaje (SLE), redes personales de aprendizaje (PLN), entornos de desarrollo personal (PDE) y entornos de innovación colaborativa (COIN). Estos ambientes de aprendizaje cautivarán la atención de los estudiantes y los ayudarán a sumergirse en sus procesos de aprendizaje. También aumentarán los niveles de creatividad, solución de problemas, trabajo con otras personas, producción de artefactos de utilidad y comunicación constante con otras personas.
  • Más aprendizaje, menos eReading/eTesting: Juan Domingo Farnós promueve en sus artículos un mayor aprendizaje y menor eLearning. Es decir, una educación centrada mayormente en el discente y no en la plataforma, el contenido digital ni el educador tradicional. Permitamos que los estudiantes estudien en su hogar y desde otros contextos abiertos. Que vengan al aula a compartir sus proyectos, productos, artefactos, investigaciones, su creatividad, sus talentos, sus conocimientos adquiridos. Convirtamos las aulas en entornos de debates, salas de encuentros dialógicos, ambientes para solucionar problemas y lugares de socialización.
  • El Conectivismo: La teoría de aprendizaje para la era digital (George Siemens). Aunque un grupo de filósofos, teóricos y pedagogos contemporáneos cuestionen algunos de sus postulados, será aceptada por la comunidad educativa global como una teoría de aprendizaje completamente válida. Las teorías del conocimiento surgen de acuerdo a la circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a su obtención y los criterios por los cuales se le justifica o se invalida. Lo mismo ocurrió con el Constructuvismo que hoy día ha sido reconocido como una teoría de aprendizaje social.  
  • Sociedad hiperconectada: Aunque muchos piensen que esto será una utopía por la brecha digital existente, lo cierto es que el acceso a la tecnología se irá cerrando paulatinamente en todas las naciones. Los gobiernos, centros educativos, bibliotecas municipales y organizaciones proveerán puntos de acceso a la web para las comunidades marginadas. El mayor reto estará enmarcado en la brecha cognitiva y el uso adecuado de los recursos tecnológicos (ciudadanía digital) para el propio crecimiento.
  • Total Learning (tLearning): El apendizaje del siglo 21 podrá llevarse a cabo desde cualquier lugar, cosa o persona. Sea en la categoría que sea eLearning, mLearning, uLearning, bLearning, la virtualidad será considerada parte de una misma educación. Las escuelas y universidades han dejado de ser los centros exclusivos del conocimiento. Tanto los medios tradicionales como los digitales proveerán los espacios adecuados para llevar el conocimiento a la sociedad. De igual manera, el aprendizaje no estará circunscrito a una sola plataforma de eLearning, al aula como único entorno de aprendizaje, a los impresos como únicas fuentes informativas, a la formalidad como única manera de enseñar y aprender correctamente, y a la evaluación a través de pruebas estandarizadas como únicas formas de medir las múltiples capacidades de la inteligencia humana. Cualquier persona podrá ser un/a educador/a. La misma sociedad ha comenzado a limitar las restricciones pedagógicas, sociales, culturales, políticas, económicas, científicas y tecnológicas impuestas por los estados. La sociedad está comenzando a aprender de ella misma...
  • Nuevos alfabetismos: Más allá de la simple lecto-escritura, nos encontraremos con la info-alfabetización, tecno-alfabetización, medio-alfabetización, socio-alfabetización y otras más por surgir. El sistema educativo tiene el deber ministerial de preparar a los futuros profesionales en todos los tipos de alfabetización existentes.
  • La educación tradicional alcanzará el 100% de irrelevancia social, económica y ciudadana: Si las escuelas y universidades continúan la enseñanza basada en conceptos, se quedarán sin estudiantes interesados en formar parte de la cultura académica. Las sociedades globales han reconocido que gran parte de lo que se lleva a cabo en los centros educativos se ha convertido en algo totalmente irrelevante para la era en la que nos encontramos. A penas el 20% de lo que se enseña en la escuela y universidad resulta de utilidad en el entorno profesional.  Muchos programas académicos de nivel superior han entrado en moratorias (cierres paulatinos) debido a que ya no forman parte de la alta demanda por parte de los estudiantes. Es imperativo la creación de nuevos programas académicos enfocados en los empleos del futuro. Algunas universidades han comenzado a diseñar programas dirigidos a los Community Managers, Desarrolladores de código abierto, Seguridad de redes informáticas, Nanotecnología, Robótica, Farmacogenómica y otras tantas carreras que comienzan a tener demanda por parte de los nuevos patronos. Los patronos del siglo 21 se fijarán más en las habilidades personales que en los diplomas otorgados a los nuevos candidatos.
  • Educación contextual: Una especie de cognición extendida que se convierte en un proceso cognitivo de base en el que el cerebro se dinamizará de una manera en la que se complementará con estructuras externas y aprenderá a desempeñar su papel dentro de un sistema unificado "Externo y Activo". 
  • El educador del siglo 21; Educador del mundo: El trabajo en un centro académico y en un horario determinado dejará de existir. El educador del siglo 21 ofrecerá sus cursos para cualquier universidad, a cualquier hora y desde cualquier dispositivo con capacidad de conectividad. Los empleos permanentes dejarán de existir y aquellos educadores con mayores habilidades, destrezas y competencias digitales serán contratados para estructurar y dinamizar las experiencias de enseñanza y aprendizaje del futuro. De igual manera, los estudiantes serán de cualquier parte del mundo. Éstos tomarán los cursos que mejor se ajusten a sus necesitades, intereses y preferencias particulares.
  • Enseñanza y aprendizaje multimedial, multiplataforma, multiformatos: El educador requerirá de altas habilidades y destrezas para manejar recursos informáticos en múltiples formas de representación, en diversas plataformas y formatos digitales. Para alcanzar la verdadera inclusividad habrá que diseñar artefactos digitales de fácil acceso para las comunidades estudiantiles que poseen perfiles universales. 
  • Educación personalizada: Este es el gran reto de la educación del siglo 21. El proceso de aprendizaje no dependerá del educador ni de la tecnología, sino de la metodología empleada para llagar a cada uno de los participantes del proceso de aprendizaje. Educar no consiste en aprobar o reprobar estudiantes, sino de ayudarles a descubrir los seres que antes no existían en cada uno de ellos. Es más importante lo que ocurre en la mente de cada alumno que quién lo construye (Carl Wieman). La tecnología ayudará grandemente a personalizar el aprendizaje de cada estudiante a través del sumergimiento de proyectos interactivos que les ayude a  descubrir sus talentos y aumentar sus posibilidades.

    El sector educativo siempre se ha caracterizado por personalizar la experiencia de aprendizaje. Pero lo cierto es que no ha sido económicamente viable. Carece de recursos económicos para personalizar la experiencia de aprendizaje de cada persona. La tendencia educativa del futuro se moverá hacia la personalización. El estudiante utilizará la información con la que desea trabajar y administrará su ritmo de aprendizaje bajo la supervisión de un tutor quien habrá de seguir el rastro emocional de sus estudiantes (Curtis Johnson).
  • Universidades inclusivas (inclusividad social): No importa el nivel económico, social, cultural o tecnológico. No importa el género, origen racial, preferencias, creencias, intereses, necesidades, limitaciones físicas, emocionales o cognitivas. La educación y el conocimiento le pertenece a la humanidad. El conocimiento llegará de una manera u otra a quienes lo quieran buscar... Las universidades deberían promover la inclusividad para que cada persona descubra sus potencialidades y las explote al máximo.
  • El aula perderá su entidad física: Veremos muchos centros y formas de aprendizaje abiertos. Esto se hará más común en lugares remotos, en los lugares de trabajo para la educación continuada y aprendizaje de por vida y para combatir los diferentes analfabetismos del siglo 21. Este desarrollo está íntimamente relacionado con la integración de nuevas tecnologías en las instituciones. El gran reto a los docentes es incorporarse a estos esfuerzos aprendiendo las nuevas tecnologías y los nuevas metodologías instruccionales. El reto de las instituciones es la creación de nuevas normas y reglamentos que respeten los derechos adquiridos, apoyen y adiestren a los docentes que den el salto a lo nuevo y faciliten la salida de los que no puedan incoporarse o no quieran adaptarse a la transformación. La escuela que está surgiendo no está simentada en la estructuración física. Mas bien, está compuesta por personas en constante moovimiento que aportan nodos de conocimiento, resuelven problemas, participan en eventos transnacionales, diseñan presentaciones y conferencias digitalizadas, conocimiento líquido compartido con estudiantes y personas de otros países.
  • Surgimiento del “broker” o intermediario educativo: Esto será posible debido a la gran influencia de las redes informativas y recursos informáticos que provee la web. Las instituciones estarán obligadas a entrar en convenios y alianzas con muchas otras instituciones compitiendo a nivel de calidad y costos. Muchas  universidades terminarán siendo certificadoras y evaluadoras del conocimiento adquirido por otros medios (proveedoras de las credenciales). El reto para los docentes será adaptarse, dominar varias funcionalidades de las nuevas tecnologías y convertirse en custodios de la calidad durante el tránsito a esta situación.
  • La eliminación de la división tajante entre lo privado y lo público: Muchas instituciones se financiarán de fuentes privadas y adoptarán políticas y métodos de gestión de las privadas; las privadas harán más funciones públicas. Las escuelas charter y los programas tipo Pell Grant se harán más comunes. Veremos universidades municipales operando como entidades independientes o privadas, y entidades privadas operando como universidades públicas. Claro está, esto depende de cada país que adopte este tipo de estructura organizacional. 
  • La comercialización de la universidad: Vendrá por vía de la venta de los resultados de la investigación y porque más empresas no educativas entrarán a hacer operaciones educativas de todo tipo: universidades completas, programas de tutoría y ayuda. Muchas empresas tendrán sus propias operaciones educativas y licencias del Estado para hacerlo. Surgirán con mucha fuerza, lo que el economista Francois Perroux define como el “economicismo” universitario o la búsqueda de costo/beneficio a toda costa y la idea de que el servicio del mercado es el factor exclusivo y determinante de la vida humana y de la universitaria. 
  • Establecimiento de auténticas universidades empresariales: En este concepto la universidad se concibe como una federación fluída de docentes que impulsarán a las instituciones a conseguir sus objetivos. Se organiza la universidad como una corporación donde cada facultativo interaccionará libremente con la sociedad, especialmente en proyectos transnacionales. Se organizarán centros de investigación y diversidad de institutos que permitirán la captación de fondos, unidades administrativas que desarrollarán peritaje en contratación, obtención de licencias y transferencias tecnológicas. Se establecerán organizaciones externas como fundaciones, organizaciones con fines y sin fines de lucro, para ocuparse de actividades como planes médicos, levantamiento de fondos, etc. El gran reto de la facultad es el apoyo de estos esfuerzos, la participación en ellos y su tolerancia hacia un cierto nivel de 'caos' que viene con este tipo de organización.  Deberían ser además, los custodios de la calidad y de la visión académica de las instituciones.
  • La diversificación de las estructuras institucionales, los programas de estudio y los métodos usados: Podría crearse programas por encima del grado 12 como parte de la escuela superior, y programas universitarios que iniciarán desde el undécimo grado. Percibiremos transformaciones significativas como:
    • De las organizaciones de enseñanza a las de aprendizaje
    • De roles estudiantiles pasivos a nuevos roles activos
    • De la formalidad a la informalidad
    • De la exclusión a la inclusión
    • De lo cerrado, inflexible y estático a lo abierto, flexible y caótico
    • Del silencio y la contemplación al movimiento y la distracción
    • De la centralización de la facultad a centralización en el estudiante
    • Del aprendizaje solitario al aprendizaje interactivo y colaborativo
    • Del aprendizaje en la sala de clases a las comunidades dinámicas de aprendizaje
    • Del currículo lineal-secuencial a hiperexperiencias de aprendizaje 
    • De las credenciales por hora crédito en el salón al avalúo del aprendizaje
    • Del aprendizaje 'de por si acaso' (just in case learning), al 'aprendizaje oportunista' (just in time learning), y al aprendizaje personalizado (just-for-you learning)
    • Del aprendiz y exalumno al estudiante permanente
  • Más cursos cortos: Nuevos programas académicos de corta duración sustituirán al programa de estudios lineal como medio de hacer una transición hacia el mundo del trabajo de manera más eficiente y como forma adicional de financiamiento. El grado de BA se ofrecerá con pocos cursos presenciales y mayores cursos en línea, pasantías e internados de índole vocacional y técnico. El gran reto docente es asegurarse de que siga siendo el grupo decisional más importante dentro de la institución, antes de que los programas pasen a las organizaciones decisionales.
  • Formas nuevas de financiamiento: Se efectuarán reembolsos a las universidades por parte de las entidades, empresas o compañías que contraten a los nuevos egresados. 
  • La facultad y los desarrollos de las universidades: La facultad estará bajo considerable presión de la administración y las condiciones del trabajo académico irán deteriorándose aún más. La facultad sentirá los fuertes vientos de las transformaciones aquí presentadas. Los agentes externos como: las juntas de directores, políticos, gobiernos, legisladores y algunos ciudadanos conservadores (o fundamentalistas), irrumpirán con mayor fuerza para evitar que estos cambios sucedan.
  • Mayor competencia por el dinero federal para investigar y menos fondos disponibles para programas: Fondos limitados para sabáticos y otros mecanismos que facilitan publicar. 
  • Los cambios en las preferencias estudiantiles han ido eliminado programas enteros y a sus facultades, creando graves problemas fiscales a las instituciones. Lamentablemente, no han sabido utilizar su infraestructura tecnoloógica para aumentar la oferta académica, la población estudiantil (sin construir nuevas facilidades), reducir sus gastos recurrentes (agua, electrícidad, papel, impresoras, ect) y los costos de mantenimiento de su estructura física. 
  • En el clima de rendición de cuentas los administradores han aumentado su poder sobre las instituciones. Cada vez es menor la rendición de cuentas y menos transparente la toma de decisiones sobre el uso de los fondos fiscales de la institución para el desarrollo de los prográmas académicos. 
  • Las condiciones de empleo como salarios, cargas académicas, compensaciones, etc, se han limitado considerablemente. La disminución en la estima pública de la educación superior se reflejará también en la misma facultad. La profesión académica se hará menos diferenciada sin profesores con permanencia. El concepto de libertad de cátedra está herido de muerte con las intervenciones de los tribunales y las investigaciones administrativas.
  • Menos estudiantes escogerán esta profesión en el futuro por las pésimas condiciones de las instalaciones físicas, escasez de recursos y herramientas, bajos salarios, reducción de beneficios marginales, menor apoyo de la gestión académica, mayores responsabilidades y la pobre calidad social de algunas comunidades que le faltan el respeto constantemente a la docencia. 
Me encantará recibir sus comentarios para saber su opinión acerca estas megatendencias compartidas. Algunas de éstas ya las estamos viviendo en nuestros contextos personales, pero hay otras que no sabremos si realmente se lleven a cabo. Quizá para otros de ustedes sólo se trate de una simple utopía tecnológica en el contexto educativo. Lo importante de todo esto es que nos sentemos a reflexionar un momento en lo que experimentamos hoy día en nuestros centros educativos y lo que esperamos que ocurra en un futuro no muy lejano...